Las lechadas son una mezcla de agua y cemento que pueden llevar algún aditivo. También se puede añadir arena fina, menor de 2mm, en una cantidad inferior en peso al total de cemento en la mezcla. Si el árido fuera mayor o la cantidad en peso estaríamos hablando de morteros.
Se usan como material de inyección para protección anticorrosión y formación del bulbo en contacto con el terreno (transferencia de cargas) en micropilotes, anclajes y para inyecciones en mejoras del terreno. Normalmente, para micropilotes o anclajes se usa un cemento de clase resistente 42,5 como mínimo y es recomendable que sea siempre SR, sulforresistente, aunque el terreno no presente agresividad. En inyecciones para mejoras del terreno suele ser suficiente una clase resistente 32,5, aunque dependerá de la agresividad del terreno.
En el control de calidad de las lechadas de cemento se vigilan dos parámetros fundamentalmente:
1) Resistencia característica: mínima de 25 Mpa a los 28 días.
2) Exudación: menor al 3% del volumen de la mezcla después de 2h de realizada la mezcla.
Las lechadas deberán presentar alta resistencia y estabilidad, se deben bombear con facilidad y alcanzar la resistencia a compresión requerida. Para ello la dosificación agua/cemento en peso suele ser entre 0,40-0,55.
Las lechadas se preparan en batidoras o mezcladoras que garantizan la calidad y homogeneidad de la mezcla, que mediante aspas que giran lentamente evitan la formación de burbujas de aire.